- La interpretación de la educación como un proceso permanente que posibilita el desarrollo de las potencialidades del ser humano y como factor imprescindible del progreso socioeconómico y cultural.
- El reconocimiento del estudiante como agente protagónico del proceso educativo, dentro de ambientes pedagógicos que permitan “aprender a aprender, aprender hacer, aprender a convivir con los demás y aprender a ser”.
- La concepción de la realidad como una entidad dinámica e inacabada, cuyas directrices de cambio y perfeccionamiento se consideran, responsabilidades del ser humano.
- El carácter relativo del conocimiento y de la verdad; lo cual lleva al sujeto a permanecer en una constante actitud de búsqueda, de respeto a la pluralidad ideológica y cultural sin intolerancia ni dogmatismo.
- La concepción antropológica que reconoce la dimensión histórica del ser humano, en su naturaleza social, autónoma, trascendente y ética.
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